Los humanos somos el problema dentro de esta crisis ambiental a nivel global, sin embargo también tenemos la oportunidad de enmendar aquello, exigiéndoles a nuestros gobiernos que realicen cambios efectivos que busquen resolver los distintos efectos adversos generados en el planeta, con lo que se pueda asegurar el derecho de vivir en un mundo libre de contaminación para las futuras generaciones.
Por Andrés Yuri, Joaquín Jara y Camila Altamir
En medio de una crisis internacional, hoy el grupo de trabajo II del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) publicó la segunda de las tres partes con las que cuenta el sexto informe de evaluación, cuyo tema central giró entorno a la forma en la que el cambio climático está afectando a las distintos grupos sociales en el mundo.
Lo cierto es que es el mismo ser humano el responsable de este cambio climático que, según el informe, ha resultado en un aumento de la temperatura global del planeta en 1,5 grados celsius en promedio, con el pronóstico de que pasará a los 2°C e, incluso, en el peor de los escenarios hasta 4 grados, dentro de los próximos 20 años. Lo anterior, está generando daños irreparables en el medio ambiente, por lo que se le solicita a los países realizar acciones concretas de forma urgente si es que no quieren que los problemas actuales de falta de agua se agudicen aún más, ya que, indican podrían llegar a afectar a 4.000 millones de personas, en el peor de los casos.
El informe entrega antecedentes a las distintas naciones para que tomen medidas, enfatizando en la urgencia y en que las decisiones deben ser contundentes: “Al restaurar ecosistemas degradados y conservar 30 al 50 por ciento de la tierra del planeta, agua fresca y hábitats oceánicos, la sociedad puede beneficiarse de la capacidad de la naturaleza para absorber y almacenar carbón, y podemos acelerar el progreso hacia un desarrollo sostenible, pero es clave el adecuado apoyo financiero y político”, sostuvo el co-presidente del Grupo de Trabajo II del IPCC, Hans-Otto Pörtner.
Un aspecto relevante que señala el informe, es que la crisis climática no va separada de las realidades sociales, sino que existe una relación observable, como puede ser en zonas urbanas donde vive la mayor parte de la población, que están siendo afectadas en materias de viviendas, infraestructura, transporte público y, también, en la salud de las personas, no quedando ajena a la desigualdad social, viéndose algunos grupos más afectado que otros. Por ejemplo, menciona el informe que en el caso de una sequía o una gran inundación, las probabilidades de mortalidad aumentan en 15 veces si se es parte de un sector vulnerable, teniendo en cuenta también las condiciones ambientales y lugares en donde vive cada grupo social.
Asimismo, se mencionan los distintos efectos en la salud física y mental de las personas, en relación a quienes se ven afectados por fenómenos atmosféricos extremos, que han generado traumas para las víctimas, como también complicaciones respiratorias y cardíacas en el caso de quienes han estado cerca de incendios.
Para el Coordinador Nacional de la campaña ciudadana Escazú Ahora Chile, Sebastián Benfeld, el Acuerdo de Escazú es clave en este punto, debido a que “entrega herramientas concretas a las personas para que puedan defender su entorno, permitiéndoles acceder a la educación ambiental, a las instancias de toma de decisión ambiental y a la justicia”.
Una realidad propia de nuestro país, es el rol que están cumpliendo los pueblos originarios en el cuidado del ecosistema que, a pesar de las distintas investigaciones científicas, no han dejado de tener una gran relevancia en el cuidado ecológico en las zonas donde habitan. “Defender a quienes defienden el medioambiente es clave para combatir el avance de la crisis climática. Las comunidades y las agrupaciones de la sociedad civil cuentan con los conocimientos más que necesarios para implementar estrategias de conservación efectiva que sirvan para amortiguar los impactos del calentamiento global en nuestros territorios. Sus voces deben ser escuchadas”, remató Benfeld recalcando la importancia de que las futuras autoridades de nuestro país firmen y ratifiquen el Acuerdo de Escazú cuanto antes.
Es justamente para el informe y sus autores, un factor clave el reconocimiento que se le debe dar a las distintas comunidades y poblaciones locales quienes forman parte de la solución del problema. Así los sostuvo Laura Ramajo, investigadora del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA) de la Región de Coquimbo y autora líder del capítulo 12 del informe, “América Central y del Sur”, quien en una declaración para el medio El Mostrador, señaló que “La evidencia determina que la cooperación entre los gobiernos, las comunidades, la sociedad civil, los organismos, instituciones científicas y de otro tipo, medios de comunicación, inversores y empresas, pero además donde se incorpore a grupos tradicionalmente marginados, incluidas mujeres, jóvenes, pueblos indígenas, comunidades locales, y minorías étnicas es clave para conseguir este objetivo", destacó.
Los humanos somos el problema dentro de esta crisis ambiental a nivel global, sin embargo también tenemos la oportunidad de enmendar aquello, exigiéndoles a nuestros gobiernos que realicen cambios efectivos que busquen resolver los distintos efectos adversos generados en el planeta, con lo que se pueda asegurar el derecho de vivir en un mundo libre de contaminación para las futuras generaciones.
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