La organización internacional Front Line Defenders lanzó su informe que registra lo ocurrido en el año 2022, en donde se muestra un total de 401 asesinatos en 26 países de todo el mundo.
Front Line Defenders lleva desde 2013 realizando estos informes anuales, por lo que las estadísticas pueden ser comparadas año a año. De hecho, del año 2021 al 2022 hubo un aumento en el número total de asesinatos, pasando de 358 (en 35 países) a 401 (en 26 países).
Los datos que entrega el informe dan una muestra del alcance y gravedad de los actos de violencia contra las personas que realizan labores de defensa de DDHH en distintas partes del mundo, haciendo énfasis en el hecho de que estas personas y organizaciones están siendo atacadas por el simple hecho de llevar a cabo sus labores.
Dentro del total de las víctimas fatales en 2022, la mitad eran activistas ambientales.
Un dato no menor y que recalca la misma directora interna de la Fundación Front Line Defenders, Olive Moore, es que que Latinoamérica sigue siendo la región con mayor número de muertes de personas defensoras de D.D.H.H.
De los cinco países del mundo que concentraron más del 80% de los asesinatos de defensores de derechos humanos, cuatro son latinoamericanos: Colombia (186), México (45), Brasil (26) y Honduras (17). A ellos se suma Ucrania con 50 casos. El informe sostiene que el ámbito de defensa del derecho a la tierra, el medio ambiente y los derechos de los pueblos indígenas fue el más atacado, representando casi la mitad (48 %) del total de asesinatos.
Además del registro de los asesinatos a nivel mundial, el informe también señala que líderes y lideresas de organizaciones de derechos humanos han sido imputados con cargos legales. Entre los que más se repiten están: seguridad nacional, estatal y sedición (19%); terrorismo, membresía o apoyo a organización terrorista (12,8%); difamación e insultos al Estado (10,1%). Una muestra de otros tipos de ataques y hostigamiento que deben sufrir defensores y defensoras por su labor.
Junto con todos los datos que entrega el informe, también describe la resiliencia y coraje de las organizaciones ambientales de nuestro continente que siguen en la lucha, a pesar de poner en riesgo sus vidas por la defensa de los derechos humanos y el medio ambiente.